Nací en 1975 en el número 9 de la calle Ignacio Merello, y crecí oliendo al mar y escuchando la sierra de madera de la carpintería frente a mi casa. Son historias que marcan e imprimen carácter por ese motivo cuando hablo sobre mí digo que soy del tiempo en que los marineros de piel roja tejían sus redes en las casapuertas, de cuando el mar azul chocaba con fuerza en La Muralla y la luna llena de color naranja amanecía por Los Bloques […]…Por mis venas corre agua salà.
Fragmento extraído de la página 168 a la 178 del libro «Nombres antiguos de calles y plazas de Rota: sus orígenes, cambios y otros sucesos». Publicación del 1/03/2013.
«Situada entre la calle Gravina y Pérez de Bedoya, la primera noticia documentada sobre esta calle data del 10 de julio de 1577, y procede de un censo que dejó Juan García Granados a favor de la cofradía de las Ánimas Benditas sobre sus casas en esta villa, como constaba de cláusula del testamento que otorgó ante Juan Gutiérrez Márquez, escribano público que fue de esta villa. Por posteriores entradas de este censo sabemos que las expresadas casas estaban en la calle que iba a la iglesia, linde por las espaldas con la calle licenciado Luis Vázquez, y por el otro lado la iglesia mayor.
Asimismo, del 19 de septiembre de 1578 es un censo correspondiente a la parroquia de Nuestra Señora de la O situado sobre unas casas que fueron del maestro Sebastián Bernal de Escobar, vicario de esta villa, que lo reconoció por escritura ante Juan Gutiérrez Márquez.
En 1602 poseía esta finca el capitán Rodrigo Márquez escribano de Cabildo y público que fue de esta villa hasta mediados del siglo XVII, el cual dio nombre a la calle y reconoció este tributo el 7 de septiembre ante Alonso de Estremera. En 1668 poseía su nieto, Francisco Márquez de Belmonte, presbítero, que reconoció el 13 de julio ante Francisco de Contreras.
Asimismo tenía por bienes suyos propios la Fábrica de esta iglesia un censo y tributo redimible impuesto y situado sobre unas casas que estaban a la espalda de la capilla mayor de la referida iglesia, que hacían esquina a esta callle del capitán Rodrigo Márquez, linde por dicha calle con el corral de casas de Diego Gómez de Lamadrid, cerero, y por laparte de la calle nueva a espaldas de dicha capilla con las bodegas de las casas Benítez Caballero.
Parece que estas casas las había comprado la Fábrica de esta iglesia de Andrés Benítez para hacer el tránsito que estaba entre la dicha casa y la iglesia con cargo de un tributo a favor de la capellanía fundada por el regidor Andrés Benítez, y despueés de haber gastado en ellas lo necesario para el dicho tránsito, se dio lo restante en arrendamiento de por vidas a Pedro Miguel, mas habiendo fallecido el susodicho sin haber nombrado sucesor en la segunda vida, volvieron a quedar a la Fábrica en 1594.
Posteriormente tuvo varios poseedores, hasta que, considerando el mayordomo de fábrica serle útil y conveniente para almacén, compró las dichas casas para la iglesia por el tanteo el 18 de enero de 1696 ante don Gonzalo García de Rivera, escribano público.
También tenía por caudal la Fabrica de esta iglesia un censo y tributo redimible sobre unas casas que estaban frente a la puerta chica de la iglesia parroquial, donde se estaba haciendo la capilla del Rosario, linde de casas de los herederos de Melchor de Herrera y otras de los herederos de Alonso Pérez de Bedoya, «el del barco» cuyo tributo hubo la Fábrica del alférez Pedro Gutiérrez y de Beatriz Sánchez, su mujer, por escritura de venta ante Juan Gutiérrez Márquez en 13 de abril de 1594.
Asimismo tenía por caudal la Fábrica de esta iglesia otro censo y tributo redimible sobre tres aranzadas de viña en el puntal de la costa de la Almadraba, a cuyo saneamiento estaban hipotecadas unas casas en esta calle del capitán Rodrigo Márquez Rodrigo Curtido, «el de los caballos», como pareció de la escritura de venta ottorgada a favor de esta Fábrica por Sebastián Benítez Bejarano y doña Luisa Gaitán, su mujer, y por Antonio Benítez Bejarano, su hijo, cuya escritura pasó ante Jerónimo Márquez, escribano público, en 17 de diciembre de 1644.
Doña Francisca Puyana, viuda en segundas nupcias de don Antonio Sebastián Bejarano, fundó el 17 de octubre de 1773 por testamento ante Manuel Isidro Jaén Varela, escribano de cabildo de esta villa, una capellanía sobre unas casas que tenía suyas propias en la calle de Rodrigo Márquez, que hacían esquina a la calle que iba al muelle.
Asimismo, el 8 de febrero de 1933, manifestó el señor alcalde en sesión plenaria que en el proyecto de ampliación y reforma del muelle de esta villa, formado en 20 de septiembre del año anterior, se establecía una vía de acceso al mismo que, partiendo de la calle de Pablo Iglesias, ante Veracruz, en su unión con la de Lepanto, hoy Almenas, continuaba por dicha calle y por las de Pasadilla, Puerta de Jerez, Rodrigo Márquez y Gravina hasta llegar al muelle, y que si cedían al Estado las expresadas vías, podrían ser pavimentadas por éste, lo que urbanizaría los extramuros, constituyéndose un camino de ronda y ampliándose además las calles que daban al mar con la construcción del muro de contención en proyecto, de todo lo cual el inteligenciado el Ayuntamiento, acordó de una sola voz ceder al Estado las referidas calles, con objeto de que fuesen pavimentadas y se construyese una vía de acceso al muelle.
Reunido el Ayuntamiento en sesión plenaria el 23 de junio de 1933, preguntó don Basilio Andrades sobre el estado en que se hallaba el expediente formado para la enajenación de la plazoleta existente en la calle de Rodrigo Márquez a favor de don José León de Carranza, a lo que contestó el señor alcalde que le tenía dejado aviso en su fábrica «Océano» para que acudiese a resolver con la Comisión de Fomento las dificultades presentadas en el expediente formado al efecto.
La primera noticia de esta calle como Ignacio Merello data del año 1939, y procede del acta de la sesión plenaria del 9 de mayo, en que si dio lectura una instancia de doña Isabel Palacios, solicitando licencia para la apertura de un cabaret en la avenida de Ignacio Merello, acordando la Comisión Gestora tras amplia deliberación desestimar dicha petición por considerar que un cabaret había sido y sería siempre un foco de inmoralidad.
Esta nueva rotulación rinde homenaje a don Ignacio Merello Llaneras, ingeniero jefe encargado del puerto de esta villa, por el interés demostadro en las obras públicas que afectaban a este pueblo, según consta el voto de gracias que le fue concedido en la sesión plenaria del 18 de julio de 1931 a propuesta de don Perfecto Ruiz de Lacanal.
Asimismo, el 15 de nomviembre de 1945 acordó el Ayuntamiento a propuesta del primer teniente de alcalde, señor Piruat, hacer constar en acta su satisfación por el acertado nombramiento realizado en el último Consejo de Ministros a favor de don Ignacio Merello como presidente del Consejo de Obras Públicas.
El señor Merello, ilustre ingeniero, cuya ingente labor al frente de la Jefatura de Obras Públicas de esta provincia había dejado gratísimos recuerdos, principalmente en este pueblo, que le debía la realización de importantes mejoras, tales como la construcción de parte del muelle, murallas de Las Almenas y otras, era digno acreedor al importante cargo que le confiaba el Gobierno, acordándose asimismo que el señor alcalde enviase al interesado en nombre de la Corporación expresivo telegrama de felicitación.
Esta calle termina en la plazuela de la Puerta de Jerez, frente a la finca que en su momento fue propiedad del flamenco Pablo Juan de Kimper, propietario de una pequeña flota de faluchos dedicados a la pesca y al cabotaje.
La casa en cuestión fue habilitada en 1756 para cuartel de Caballería, hasta que en 1775, y tras un largo periodo de litigios y pleitos por parte del señor Kimper, el Ayuntamiento le devolvió la propiedad a cambio de una importante suma de dinero. Posteriormente la casa en cuestión fue adquiridad a finales del siglo XIX por don José León de Carranza, marqués de Villapesadilla, que construyó en el mismo lugar el edificil que actualmente existe con la intención de alojar a los marineros que trabajaban para su factoría de conservas de pescado, que se hallaba situada en la misma calle Ignacio Merello, y que vivían en su mayoría en las calles Caracol, Aire, Extremadura, Puyana, San Clemente, etc. Por cierto que al realizar los cimientos del nuevo edificio aparecio un considerable número de tinajas de grandes proporciones que se supone pudieron ser empleadas como depósitos de granos, vino, aceite, etc.
En el número 8 de la calle Ignacio Merello, hoy Biblioteca Municipal Poetas Andaluces, se hallaba la llamada «casa de Arizagal», conocida en los últimos tiempor por «casa de Caballero», que tuvo múltiples usos a lo largo de la historia.
Así, habiéndose visto el cabildo de 26 de agosto de 1823 un oficio dirigido al Ayuntamiento por el señor subintendente del ejército suplicando que se le señalase una casa para hospital de heridos, por la necesidad urgente en que se hallaba de tener preparado dicho edificio, acordó el Ayuntamiento en la calle nombrada entonces de Rodrigo Márquez, a espaldas de la iglesia mayor, lo que se hizo saber al señor sibintendente para su conocimiento.
Bastante después, hará unos treinta y cinco años, un grupo de jóvenes aficionados al buceo y a la pesca submarina fundó en esta villa el Club URTA (Uníon Roteña de Técnica Acuática) que tuvo su primera sede en el número 10 de esta calle, cuya finca pertenecía a don Vicente Florán, que le cedió en precario al club durante bastantes años.
Lo cierto es que al pasar de los años, la casa Caballero quedó totalmente desalojada de vecinos, y la directiva del Club URTA se interesó por la misma, adquiriéndola por precio de un millón de las antiguas pesetas. El club prentendía construir unas nuevas instalaciones en dicha finca, hasta que el Ayuntamiento presidido por Felipe Benitez Ruiz-Mateos le ofreció cambiar dicha finca por una nueva a construir junto a la última casa de la calle Ruiz de Velarde, conocida como «Casa de la Fábrica», por haber existido en el lugar muchos años atrás una fábrica de conservas de tomate y hortalizas varias.
A continuación del número 10 montó don José León de Carranza en la primavera de 1931 una fábrica de conservas de pescado, caballa, melva y atún denominada «Océano», cuyas instalaciones ocupaban la mayoría de las fincas de este tramo, con excepción de algunas viviendas situadas en la acera de enfrente. En estas instalaciones trabajaban un centenar de personas, en su mayoría mujeres, y en ella se envasaban los atunes, melvas y otras especies que se traían desde otras almadrabas de fuera de Rota, e incluso de Larache, en Marruecos, entonces protectorado español.
Una vez cerrada esta industria, sus naves fueron utilizadas como carpintería, depósito de cervezas, aparcamiento, etc. Incluso en la primera de ellas se instaló temporalmente la Cooperativa de Pescadores del Mar de Rota, donde se vendía el pescado directamente al consumidor
Esta finca fue vendida posteriormente, y en su lugar se alza hoy un moderno edificio. La Cooperativa, por su parte, se trasladó a una zona de la marina seca del muelle pesquero, donde se encuentra en la actualidad.
Entre la referida fábrica de conservas y la actual Biblioteca se alza una casa de plana alargada, que fue con anterioridad residencia de verano de don José León de Carranza hasta la edificación de un soberbio chalet en terrenos de su propiedad junto a la playa del Chorrillo, hoy linderos con la Base Naval, por los años de 1950.
Al final de la calle, ya frente al barranco, se encontraba el restaurante familiar denominado «Frente al Mar», de Juan A. Lucero, cuyos herederos lo explotaron durante muchos años, y que hoy se encuentra desgraciadamente cerrado a pesar de encontrarse en un lugar privilegiado de Rota.
En el número 2 de esta calle se hallaba la bodega de pisa y largar de Manuel Pazos, «Pizarro», que fue propietario además de los «barcos de la hora y de la carga», y en el número 10 tenía su oficina por los años 60 del pasado siglo don Federico Iglesias Muñoz, agente de Aduanas.
Asimismo, el en 14 se hallaba la Carpintería Ojeda, y en el 13 la cooperativa COANDA, que confesionaba monos y ropa de trabajo, ubicada actualmente en el Polígono Industrial.
También estuvo durante muchos años en el número 6 de esta calle el cuartel de la Guardia Civil, cuyo jefe de puestos en 1913 era el sargento don Pedro Gómez Catalán, así como el de Carabineros, cuyo jefe de sección en la misma época era el teniente don David Lozano.
Por último, y segun el Registro Fiscal de Edificios y Solares, en 1804 se hallaba en el número 16 una bodega limítrofe con el barranco, propiedad de la testamentaría de don Nicomedes Ruiz de Lacanal, propietaria asimismo del número 14, destinado a cuadra.»