Quien no quiere tocar el Sol, quien no se ha quedado mirándolo y se ha quedado deslumbrado, quien no ha querido ir más allá de sus posibilidades, todos tenemos un Ícaro en nuestro interior y nos hemos ahogado en nuestros fracasos quedando solo los restos de nuestros naufragios. Las plumas escupidas por el mar inundan la orilla, formando un camino, una hilera que delata ese error,… #ElVueloDeÍcaro #GalleraBernal
“Con estas alas que yo he construido para nuestra salvación, abandonaremos ahora esta isla que la ingratitud de un tirano ha hecho inhóspita y funesta para nosotros; intentaremos atravesar el vasto mar volando y alcanzar así una tierra más amiga en la que la ciencia y el ingenio gocen de la libertad de que aquí hemos sido privados. Con este artefacto podemos volar; podemos alzarnos por encima de los demás hombres, pero te recomiendo que me sigas, que vueles a mi lado con prudencia, sin elevarte demasiado: las alas son grandes y resistentes y pueden soportar el peso de un hombre, pero si nos elevamos demasiado, el calor del sol haría fundir la cera, las plumas se dispersarían con el viento, y nos precipitaríamos sin esperanza en el profundo mar”.
Texto y Fotografías por Gallera Bernal