Rota, sueño inesperado
Un total de doce fotografías pertenecientes a los archivos personales de Leopoldo Almisas Romero estuvieron expuestas en la Sala de Patrimonio y Memoria de la Exposición El Muelle, en la Sala de la Torre de la Merced.
Seis fotografías extraídas de los negativos de su abuelo Ricardo Almisas Vidal, que datan de 1910, dónde la temática escogida han sido los faluchos («con su peculiar aparejo de vela latina, su escaso tamaño, su pintura de vivos colores -ocre en cubiertas y regalas, blanca en cuchillos y tajamar, verde o roja de patente en la obra viva»[1]) más seis fotografías correspondientes a Leopoldo Almisas Romero (con la edad de 13 años) con la temática de las olas enfurecidas del mar como elemento principal. Acompañaban a las fotografías los siguietes poemas que se pueden leer a continuación extraídos de:
ROTA, UN SUEÑO INESPERADO
(a las olas)
Revientan de blanco
sobre la orilla,
sonido placido y tranquilo
bajo las dunas te escucho.
olas desesperadas
hablando como látigos de mar,
sobre la arena más dura de algas.
Desesperada la calma
de tus días ilimitados
en el encuentro más lejano.
Revientan de blanco
entre mis manos
ahogadas de tus besos de sal,
de tus besos blancos y sonoros.
Las olas
de la mar…,
de tu mar…,
mis olas desesperadas
sobre el último
castillo de arena.
Las olas…,
interminable
eco de tu voz.
(…a tus vientos)
Sobre mi rostro acaricia
como mano bondadosa
el suave poniente,
desde tu atardecer te espero
entre reflejos naranjas.
Sobre mis piernas
llegan diminutos granos de arena,
disparo de eterno levante,
incansable
fuego de tus vientos más necesitados.
Poniente de tu ocaso,
alba de levante
tus vientos…,
besan paredes blancas salpicando calizas
de las esquinas dormidas
más cerca de ti.
Poniente y levante
tus vientos Rota,
tus vientos
sobre las azoteas más altas.
Poniente y levante
vientos inalcanzables
llegan a mi rostro
acariciado por tus manos invisibles.
Fotografía: © Leopoldo Almisas Romero
(…desde el garapé)
Te miro desde el viejo faro,
sonámbulo entre ráfagas de levante
y el aroma más profundo de mar
sobre las rocas
Te miro desde el viejo faro,
esperando las velas del viento
la plata de tu cubierta,
la proa reventando espumas
de las olas más verdes
Y profundas.
Te miro desde el viejo faro,
entre redes de secas estrellas,
entre caracolas esperando oídos curiosos
que sepan escuchar
las sirenas de Homero.
Te seguiré mirando todas las tardes…,
desde el viejo faro
y la mar bajo mis pies.
Te seguiré mirando
Rota…, tan blanca
como templo heleno
sobre la mar azul.
(…desde el Picobarro)
Amanece
tu silueta recorta
los primeros rayos de Sol.
Dormita en la playa
como monumento de tiempo y espera.
En tu vientre
se engendraron anafes,
nacieron sobre la arena
en las manos de Bartolo.
En tu falda gris
busqué tu sombra
engañé al Sol,
te acaricié
con manos de niño
y mi cuerpo
se llenó de barro.
Desde tu frente blanca
salté a la mar
serena y verde.
Desde tu frente blanca
derramo estos versos
de barro y gris.
Picobarro…
nostalgia de mis manos,
Picobarro…
te sueño desde la espera
(…al río Salao)
Se ha rota al amanecer,
Rota bosteza entre
sus campos y la mar,
entre los pinos
y las barcas,
entre la noria
y las redes.
Rota bosteza
desde el Chorrillo,
desde el último rincón
de la orilla.
Pierdo la mirada
buscando entre las retamas el río,
entre los sueños el río,
perdido y salado.
Se ha roto al amanecer
en lo más prohibido
de tu ribera
Salao.
Se ha rota al amanecer
entre los juncos
de tus besos,
entre tu muerte de mar
Salao.
Fotografía: © Ricardo Almisas Vidal propiedad de Leopoldo Almisas Romero
(…a las callejuelas)
Recorro tus callejuelas
en el silencio más profundo
de todos los otoños.
Callejuelas
de juegos interminables
bajo el suave vuelo de los vencejos.
Callejuelas de mar
estrechos rincones de marineros
de escamas de mojarras
sobre el suelo,
al final…la mar y la muralla.
Callejuela de la fuente
perdida en el tiempo,
perdida por las manos
irreparables del hombre
Callejuelas de Rota
de persianas verdes,
de geranios reventando
las rejas dormitadas de mujer.
Callejuelas
siempre tan cercas
de los pasos interminables,
de los recuerdos amontonados,
de la infancia irrepetible.
Leopoldo Almisas, Verano de 2006
[1] Fragmento extraído de la página 142 del capítulo «Los últimos caballeros». Antología de Estampas roteñas por Francisco Ponce Cordones titulado Speculum Rotae. Fundación Zoilo Ruiz-Mateos.